domingo, septiembre 18, 2005

UNA LLAMADA INESPERADA

Recostado en mi catre como Miranda en La Carraca meditaba sobre el paradero de los neonachistas desaparecidos. Izzy Cuyagua, desaparecido. Morelliano, desaparecido. Jorn Olsen Figueroa, desaparecido. Antonio Leal, Tobías Cienfuegos, Francisco González Terán, todos desaparecidos. Por lo visto Nicolás Silencio estaba haciendo bien su trabajo ¿Pero era en realidad Silencio quien estaba detrás de este misterio?

Masticaba mis pensamientos al mismo tiempo que un pedazo de pan viejo, mientras afuera llovía como solamente puede llover en un pueblo del Orinoco; y con la mirada perdida en un horizonte imaginario detrás de la pantalla del televisor donde se proyectaba una vez más "El Halcón Maltés", como si detrás de la bahía de San Francisco y de las paredes mohosas y de los bosques de mango y del agua cayendo pudiera ver la corriente del soberbio río. El ulular del teléfono me arrancó de mis meditaciones, o mejor dicho, plantó una mancha como la cagada de un inmenso pájaro en el inmaculado papel donde anotaba mentalmente mis análisis.

Contesté. Una voz inconfundible, susurró: "Cabrón, sígueme la corriente y haz como si tuviéramos rato hablando". Luego, en un tono normal, comenzó a decir frases que simulaban la continuación de una conversación interrumpida. Finalmente, sin dejarme decir nada, se despidió y colgó.

Era El Libanés.

Me quedé boquiabierto, con el teléfono pegado al oído, intentando entender el significado de esa llamada inesperada ¿Por qué me llamaba a mí, precisamente, después de tanto tiempo sin dar señales de vida?¿A quién engañaba, simulando una conversación inexistente?¿De quién huía? O quizás no huía, quizás yo estaba también en la lista de Paquetico Valcárcel y Raydán llamaba para verificar mi presencia en esta casa y cobrar su recompensa. Quizás esta fue la llamada de Judas.

Mirando fijamente la pantalla, cuyos reflejos iluminaban la habitación como si fueran los relámpagos de la tormenta que se desataba afuera, exclamé con sorpresa mayúscula:

"¿¡Pero qué carajo significa esto!?"


Sam Spader no supo responder. Debo contactar a Lino Cuicas.

2 Comments:

Blogger Henry S. said...

El libanes Raydan... Esto se pone serio.

19 septiembre, 2005 15:34  
Blogger Biscuter said...

Monod, has escrito una página ejemplar de un género muy neonachista.

Lino Cuicas podría tornarse en nuestro Philip Marlowe.

20 septiembre, 2005 14:26  

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